Una vez que la organización tiene claros su propósito, misión, y visión, ha identificado a sus grupos de interés y sus competencias, y ha analizado su entorno y evaluado varios escenarios posibles, está lista para establecer sus directrices estratégicas (DE) y proponerse los objetivos (OE) de éstas.
Las DE son las 3 - 5 principales y amplias directivas que muestran a todos en la organización cuáles son los caminos por seguir para lograr sus objetivos en el corto, el mediano y el largo plazo. Cada organización debe decidir el número final de DE, en función de sus necesidades: muy pocas directrices pueden dejar fuera alguna estrategia importante; demasiadas de ellas pueden ser difíciles de manejar y volverse banales. Una buena guía para establecer el número óptimo de DE son las actividades principales de la organización, o sus grupos de procesos; aunque hay que evitar incluir las actividades repetitivas que no cambian año con año. Siempre deben incluirse elementos de innovación y sustentabilidad al diseñar las DE de cada periodo. No hay que olvidar que hablamos de rutas pragmáticas, por lo que habrá que evitar incluir ilusiones y deseos sin sustento al diseñarlas.
Las DE deben estar alineadas con los valores, propósito y misión de la organización, y cubrir las expectativas de los grupos de interés; son los caminos para alcanzar la visión de la empresa. A partir de ellas se derivan la revisión y creación de procesos y el diseño de proyectos; en cierto sentido, las DE son en sí mismas proyectos, pues tienen una fecha definida de inicio y otra de cierre, deben cumplir con indicadores de tiempo, calidad y costo, ser medibles y, tan pronto alcancen sus objetivos, ser revisadas, ajustadas y/o cambiadas.
De las DE derivan los objetivos estratégicos (OE) y son los entregables de cada una de ellas. Cada DE puede tener varios OE, tantos como requiera para tener éxito, pero sin que su número complique su manejo o les haga perder relevancia. Una media adecuada de OE por cada DE es de 2 – 4.
Los OE deben ser medibles y tener un indicador clave de desempeño que permita la evaluación de las metas alcanzadas durante el tiempo.
Tanto las DE como los OE son parte crucial del proceso de planeación estratégica, por lo que en su diseño y establecimiento deben involucrarse todos los niveles jerárquicos de la organización, tomando en cuenta las expectativas de los grupos de interés pero sin que todos ellos participen en el proceso.